El colectivo, formado sobre todo por hondureños, continua hacia los puestos fronterizos de México después de romper un cerco militar entre Guatemala y Honduras. El presidente guatemalteco Alejandro Giammattei ordenó que todas las personas que entraron en su país de manera irregular deben de ser detenidos por violar las leyes migratorias y sanitarias decretadas por la pandemia.
Sin embargo, el grupo ha seguido en su camino hacia el norte cuando falta un mes para las elecciones presidenciales del 3 de noviembre en Estados Unidos. Por si Guatemala no los para, México reforzó el viernes su frontera sur con la intención de detener a todos los miembros de la caravana que traten de entrar ilegalmente.
A los elevados índices de pobreza y de violencia que sufre Centroamérica se les ha sumado ahora los efectos de la crisis económica causada por la pandemia del nuevo coronavirus (Covid-19). Viajar en enormes caravanas es un método que se popularizó en 2018, cuando unos 5.000 centroamericanos lograron cruzar Guatemala y México y llegaron hasta Tijuana, ciudad fronteriza con la frontera sur de Estados Unidos.
Disueltas violentamente
Pero las otras caravanas que han intentado atravesar Mesoamérica han sido disueltas violentamente por agentes antidisturbios mexicanos, debido a la presión ejercida por Estados Unidos para que el país redujera el flujo migratorio. Así, en enero de este año, un muro de escudos humanos y gases lacrimógenos detuvo el avance de aquella caravana que entonces estaba formada por más de 1.000 personas. Las autoridades mexicanas detuvieron a 800 de sus integrantes en lo que fue la última caravana a comienzos del 2020, cuando el Covid-19 todavía no se había expandido mundialmente.
«Es muy extraño el que salga esta caravana en víspera de la elección en Estados Unidos, es mucha casualidad», dijo el viernes Andrés Manuel López Obrador, el presidente de México, durante su rueda de prensa matutina. Desde que tomó las riendas en diciembre de 2018, López Obrador ha reforzado la seguridad en la frontera con Guatemala para reducir el tránsito de personas indocumentadas hacia la primera potencia, ya que el presidente estadounidense Donald Trump le había amenazado con iniciar una guerra comercial si México no se esforzaba en materia migratoria. Como resultado de esa presión, el flujo migratorio cayó un 70% ente mayo y noviembre de 2019.