Esta mañana el exministro del Interior se ha presentado ante el tribunal de Catania, en el palacio de justicia blindado, donde se ha abierto la audiencia preliminar, a puerta cerrada, por el caso de la nave militar Gregoretti, repitiendo su conocido eslogan “con la cabeza alta, orgulloso de haber defendido mi país”. El líder de la Liga fue acusado por el Tribunal de Catania por el presunto delito de secuestro de personas. El exministro les impidió desembarcar de la nave de la Marina militar Gregoretti a finales de julio 2019. La nave fue bloqueada ante el puerto de Augusta (Sicilia) durante cuatro días, hasta su desembarco el 31 de julio. Los inmigrantes habrían sido retenidos a bordo para forzar a otros estados europeos a aceptar parte de ellos en su territorio. En su día, los magistrados escribieron que “la obligación de salvar vidas en el mar es un deber específico de los estados y prevalece sobre todas las normas y acuerdos bilaterales destinados a combatir la inmigración”. Matteo Salvini se defiende señalando que actuó siguiendo “una práctica aprobada por el gobierno en otros casos”, es decir, antes de conceder el permiso de desembarco , se esperaba la disponibilidad de otros países europeos para recibir a los inmigrantes rescatados en el Mediterráneo. Para el exministro del Interior, “defender los confines del país, es un derecho”.
«Mi juicio viola la Constitución»
Antes de la audiencia, Salvini ha recibido el abrazo de solidaridad por parte de los líderes de la coalición de centro derecha: Antonio Tajani, vicepresidente de Forza Italia (Berlusconi sigue aislado por el coronavirus en su villa de Arcore), y Georgia Meloni de Hermanos de Italia. Algunos cientos de seguidores de la Liga han viajado hasta Catania para apoyar a su líder, con banderas y camisetas en las que se leía “Procesadme también”. El centro de la ciudad se ha blindado para evitar enfrentamientos entre los seguidores de Salvini y opositores. El desayuno previsto de Salvini con Meloni y Tahani en la plaza del Duomo tuvo que ser anulado por motivos de seguridad.
Como parte del circo mediático que montó el líder de la Liga, desde un palco se dirigió a sus seguidores horas antes de presentarse al tribunal: «Estamos viviendo un momento de suspensión de la democracia. Mi juicio es una violación de la Constitución. Nunca pensé en terminar ante un tribunal, pero no avergüenzo. Duermo tranquilamente con mi pareja y voy con el rosario en el bolsillo. Creo que he cumplido con mi deber. Tengo una fe total en la justicia italiana. No hablaré mañana frente al juez. Hemos escrito que salvamos vidas, no se hizo daño a nadie, ninguno resultó herido. Hemos dado honor a Italia, respetado las leyes y despertado a Europa. Creo que no habrá juicio», dijo Salvini.
La audiencia preliminar sirve para establecer si definitivamente se juzga o no a Matteo Salvini por secuestro de personas. En realidad, se trata de un extraño proceso, sin acusación por parte de la fiscalía porque considera que “está falto de fundamento el informe del delito”. Es decir, el fiscal ha pedido que se archive la causa porque no hubo secuestro de personas. La imputación para la apertura de un procedimiento contra Salvini la hizo el Tribunal de ministros (una sección especializada del tribunal ordinario competente para juzgar los delitos cometidos por un miembro del gobierno). Posteriormente, un pleno del Senado tuvo que dar la autorización para el juicio, al ser Salvini senador y gozar de inmunidad parlamentaria. De momento, insiste para que se celebre el juicio el abogado de una pareja nigeriana que estaba a bordo de la nave Gregoretti, junto a sus dos hijos de 10 y 6 años. La madre estaba embarazada. Asociaciones como Arci y Legambiente, así como otros inmigrantes, han pedido constituirse en parte civil.
Más implicaciones políticas que judiciales
Se abre, por tanto, un procedimiento que tiene más implicaciones políticas que judiciales, porque hoy por hoy muy pocos desean transformar este caso en un auténtico juicio contra Salvini y su política de puertos cerrados.
Como trasfondo del proceso, está el delicado momento político que vive Matteo Salvini. En la época del covid-19, la inmigración ya no es el asunto que más preocupa a los italianos. Y las proclamas del líder de la Liga contra Europa ya no tienen la repercusión del pasado, porque los italianos son conscientes que el país se salvará gracias a la Unión Europea, que concederá a Italia 209.000 millones de euros del fondo de recuperación. Desde que abandonó el gobierno, hace poco más de un año, con un grave error estratégico, la Liga ha perdido más de 10 puntos en las encuestas. Hoy sigue siendo el primer partido italiano, pero el liderazgo de la derecha se lo disputa la líder de Hermanos de Italia, el único partido que ha crecido en las encuestas en los últimos meses. De ahí que, incluso dentro de la Liga, se pida a Salvini que cambie línea política para adentrarse en posiciones más moderadas.