Algunas agencias mundiales e incluso varios medios de comunicación rusos daban por hecho que fueron aviones de la Fuerza Aérea de Rusia los que masacraron en Idlib a 33 militares turcos, además de herir a otros 32. Pero este viernes el Ministerio de Defensa ruso lo desmintió, asegurando que fueron aparatos sirios los que efectuaron el ataque. Eso sí, justificaban el bombardeo en el hecho de que previamente había habido disparos desde tierra de dispositivos antiaéreos portátiles de los «rebeldes» y de que, entre éstos, se encontraban los soldados turcos.
Mientras, el portavoz de la Armada rusa, Alexéi Ruliov, anunciaba el envío de dos navíos de guerra a la zona de conflicto. «Las fragatas Admiral Makárov y Admiral Grigoróvich, equipadas con misiles de alta precisión Kalibr-NK, realizan un viaje planificado de Sebastopol a una zona marítima lejana, donde se sumarán al grupo permanente de la Marina Rusa en el mar Mediterráneo», afirmó Ruliov en evidente referencia al Mediterráneo oriental. Las dos embarcaciones han participado ya en operaciones en Siria. Sus disparos con misiles de crucero contra posiciones del Daesh aparecieron en imágenes ampliamente difundidas por los medios de comunicación oficiales rusos.
Respaldo de Moscú a Bashar al Assad
El régimen de Bashar al Assad y su Ejército cuentan con el total respaldo de Moscú con patrullas sobre el terreno, especialistas. armamentos, una base naval y otra aérea. Rusia decidió implicarse en la guerra en Siria, en el otoño de 2015, para evitar la caída de Assad.
El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha dicho que las tropas sirias «tienen todo el derecho a luchar contra los terroristas» en Idlib.