La canciller alemana, cuyos expertos asesores advierten que la evolución de los contagios puede llevar en pocas semanas a un nivel de 10.000 infecciones diarias, lo que podría llegar a comprometer la capacidad del sistema sanitario, no se rinde a pesar de la resistencia de algunos de los Bundesländer. Cuenta con el apoyo de grandes regiones, como Baviera y Baden-Württenberg, pero muchos otros Länder discuten, sobre todo, las restricciones de movimiento y reunión, puestas en duda por su déficit de constitucionalidad. «Esto no es suficiente. Volveremos aquí en dos semanas», dijo cuando la discusión quedó definitivamente estancada, «el estado de ánimo básico es que todos busquen una pequeña laguna para salirse con la suya. Eso es lo que me preocupa». «Si el aumento en el número de infecciones no se detiene dentro de 10 días a más tardar en virtud de las medidas mencionadas, es inevitable que se tomen medidas específicas para reducir aún más los contactos públicos. Deberá introducirse una nueva restricción de contacto donde ahora se permite que hasta 10 personas o miembros de dos hogares se reúnan».
Unificar regulaciones
Alemania registró ayer 5.132 contagios en las últimas 24 horas y estas restricciones serían las primeras reacciones al respecto. Pero el objetivo de esta reunión, además de tomar medidas para frenar la segunda ola, era unificar regulaciones y criterios, tal y como han pedido expertos como el jefe de Virología de la Charité de Berlín, Christian Drosten, que considera esencial la simplicidad y homogeneidad de las regulaciones para que los alemanes puedan efectivamente cumplirlas. Merkel pretendía dar un puñetazo sobre la mesa y evitar el caso, después de que los gobiernos regionales hayan comenzado a regular cada uno por su cuenta. Pero la duración de la reunión era anoche claro síntoma de revueltas. Después de siete horas reunidos, el gobierno regional de Renania Palatinado anunció que su presidenta, la socialdemócrata (SPD) Mali Dreyer, estaba a punto de abandonar la sala a causa de «compromisos previos» y estuvo dispuesto un set de televisión en el que se disponía a hacer declaraciones, un procedimiento totalmente anómalo, puesto que en la Cancillería solamente Merkel comparece ante la prensa y, en esta ocasión, estaba previamente pactado que lo haría en compañía de los presidentes de Baviera, Markus Söder, y Berlín, Michael Müller. Al cierre de esta edición, sin embargo, ni Dreyer había abandonado en solitario la Cancillería ni se había producido su anunciada comparecencia. Junto a Dreyes, se oponen a varias de las medidas que quiere Merkel el primer ministro del Sarre, Tobias Hans (CDU), y el primer alcalde de Hamburgo, Peter Tschentscher.
Apenas fueron filtrados los primeros acuerdos, el ministro alemán de Economía, Peter Altmeier, anunció por su parte que su ministerio está trabajando ya en nuevas ayudas económicas para las empresas afectadas por las recién decididas restricciones, convencido de que Alemania debe luchar a la par contra las consecuencias sanitarias y económicas del coronavirus.