El motivo de tal trascendencia es «el aumento dramático de infecciones», según el ministro de cancillería Helge Braun, y sobre el contenido concreto de la reunión avanza solamente que se tratarán medidas polémicas, como la prohibición a los hoteles de alojar a personas procedentes de zonas de riesgo, en las que se registran más de 50 infecciones por cada 100.000 habitantes en siete días, o posibles limitaciones a la libertad de movimientos. El líder del grupo parlamentario socialdemócrata (SPD) de Schleswig-Holstein, Ralf Stegner, ha avanzado por su parte que no deberían implementarse más medidas de restricción de libertades, sino mejorar la capacidad de vigilancia y cumplimiento de las ya existentes, que está resultando muy complicada.
Los hoteles, por ejemplo, carecen de capacidad técnica y de jurisdicción para comprobar si sus huéspedes residen efectivamente en la dirección que declaran al inscribirse, que no es necesariamente la que aparece en los documentos de identidad, lo que en la práctica convierte la norma en inservible. Las asociaciones médicas han criticado también duramente esta medida, sobre todo porque sí se permiten los viajes por motivos laborales o familiares, no turísticos. «Ahora va usted y le explica al virus la diferencia entre un gerente y un turista», ha ironizado el presidente de la Asociación Médica Mundial, Frank Ulrich Montgomery. El presidente de la Asociación Médica Alemana, Klaus Reinhardt, ha pedido que sea retirada esa medida, que considera «superflua e incluso perjudicial».
Si hasta ahora las medidas tomadas por el Gobierno alemán han contado con gran nivel de consenso político, esta última ha abierto grietas entre regiones y entre diversas visiones políticas. Entre los Bundesländer, los turísticos Baden-Württemberg y Baviera insisten en la prohibición de alojamiento. El presidente regional Kretschmann (Verdes) subraya que no es momento «para viajar por la zona como uno está acostumbrado». Schleswig-Holstein y Mecklemburgo-Pomerania Occidental apoyan la medida. Si embargo hay un frente en contra encabezado por Renania del Norte-Westfalia, Berlín, Bremen y Turingia, cuyos jefes de gobierno ni siquiera han llegado a aplicar la prohibición. El hecho de que unos Bundesländer apliquen unas normas y otros no, amenaza con convertir el mapa de Alemania en un laberinto regulatorio y, en este sentido, Merkel pretende dar un puñetazo sobre la mesa pidiendo cohesión, según están pidiendo los expertos. El presidente del Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW), Marcel Fratzscher, ha señalado que la protección de la salud y la economía necesita un «alto nivel de confianza por parte de la gran mayoría de las personas». «Esto requiere reglas que sean comprensibles y, hasta cierto punto, también uniformes», ha dicho.
Limitaciones
Fuentes del gobierno señalan además que en la reunión se tratará la posibilidad de reducir el derecho de reunión, con la limitación de los aforos. No son pocas las voces que surgen desde la judicatura alemana recordando que la limitación de derechos fundamentales que se lleva a cabo a causa de la pandemia sufre déficits constitucionales tolerados en el primer momento de urgencia pero constitucionalmente injustificables si se sostienen a medio o largo plazo sin más apoyo de los tres poderes. Volker Ullrich, portavoz de política interna del grupo regional CSU en el Bundestag, por ejemplo, defiende que «cuanto más profunda sea una violación de los derechos fundamentales, más fuertemente debe estar justificada». La teoría de la materialidad desarrollada por el Tribunal Constitucional Federal establece que las cuestiones centrales del ejercicio e intervención de los derechos fundamentales deben ser reguladas por el parlamento.
También desde el sistema educativo surgen críticas. Heinz-Peter Meidinger, presidente de la Asociación de Maestros Alemanes, ha puesto en duda el concepto de ventilación en las escuelas antes de la Conferencia de Ministros de Educación y Asuntos Culturales (KMK) que tendrá lugar también hoy. «Todos sabemos que en muchas aulas las ventanas no se pueden abrir o solo parcialmente, que en muchos casos la ventilación cruzada no funciona porque no hay corrientes de aire, y sobre todo que en invierno con temperaturas bajo cero, fuertes vientos y lluvia, la ventilación es problemática». Las regiones no se ponen de acuerdo sobre la frecuencia de la ventilación y para los estudiantes esta medida significa, a la vuelta de las vacaciones de otoño ahora en curso, sentarse en el aula con guantes y gorros.
El director de Virología de la Charité de Berlín, Christian Drosten, ha pedido una «regulación general» sencilla y comprensible, pero recuerda que «no es el caso que los políticos puedan regular cada pequeña situación en la vida cotidiana», de manera que apela a la responsabilidad personal y a la limitación voluntaria de contactos.