Macron recibe a la cooperante liberada en Mali con honores de Estado

Emmanuel Macron recibirá personalmente a Sophie Pétronin (75 años), en la parisina base aérea de Villacoublay, a la cooperante humanitaria liberada la noche del jueves al viernes, en Malí, tras cuatro años de secuestro, víctima de una banda yihadista, para confirmar las dimensiones humanas, políticas, diplomáticas y militares del acontecimiento.

Secuestrada el mes de diciembre de 2016, Sophie Pétronin fue liberada al mismo tiempo que dos italianos (Nicola Chiacchio y Pier Luigi Maccali), y un hombre político maliense de cierta envergadura, Soumaïla Cissé. Liberaciones consumadas semanas después del golpe de Estado liderado por el coronel del Ejército de Tierra Assimi Goita, presidente del Comité Nacional para la Salvación del Pueblo (CNSP), la junta creada por los golpistas que derrocaron al expresidente Ibrahim Boubacar Keita, el mes de agosto pasado.

La noche del jueves, el nuevo poder político ¿provisional? en Bamako, capital de Malí, se apresuró a presentar las liberaciones con mucho aparato publicitario, subrayando la dimensión profundamente política del acontecimiento. Los militares malienses desean enviar a París, Roma y la UE «señales de buena voluntad».

Sobrevivir con resignación
Sébastien Chadaud-Pétronin, hijo de la cooperante humanitaria, fue invitado a asistir al acontecimiento del «regreso» de su madre, y estalló de alegría: «Mi madre es una roca. Está más fuerte que nunca». Sonriente y maliciosa, Sophie Pétronin se muestra más prudente: «He perdido varios dientes y algunos kilos. Durante un secuestro, perdida en un hoyo olvidado en el Sáhara, solo se puede resistir y sobrevivir con resignación. Debes aceptar tu destino. Para vivir y buscar razones para vivir y no dejarte llevar por el miedo, la angustia».

En París, donde la cooperante humanitaria era esperada a última hora de la mañana del viernes, el presidente Macron decidió dar a Sophie Pétronin un recibimiento de Estado, en la base del arma aérea de Villacoublay, al sur oeste de París. Se trata de una «cita» clásica, el lugar donde sucesivos presidentes franceses han recibido a sucesivas víctimas liberadas de secuestros terroristas.

De entrada, el jefe del Estado envía un mensaje de solidaridad y unidad, celebrando la liberación en nombre de toda la nación.

En segundo plano, igualmente sensible, el presidente Macron confirma el puesto central que Mali ocupa en la seguridad de Francia y Europa, como «frontera fofa» donde se espera contener la propagación de grupúsculos yihadistas. Sin olvidar los intereses nacionales en la minería regional (uranio). Como primera gran potencia militar europea, en la región, París parece creer posible el «entendimiento» con los militares que dieron un golpe de Estado el mes de agosto pasado.