Rian Johnson, director de cine conocido por los últimos episodios de la saga «Star Wars», ha desvelado en una
entrevista para la revista «Vanity Fair»
que la firma estadounidense no quiere que sus iPhones los utilicen ciertos personajes, los villanos. Según el cineasta, esta nueva política comercial estaría enfocada a evitar las asociaciones negativas que se produce a ojos del espectador que el «malo de la película» se comunique con sus secuaces desde un teléfono con un logo de una manzana mordida.
¿Da mala imagen? «No sé si debería decir esto o no», recalcaba Johnson. «Apple te deja usar un iPhone en las películas pero, y esto es crucial, si alguna vez ves una película de misterio, los malos no salen con un iPhone ante la cámara», explica. «Cada cineasta que tenga un villano en su película que debería permanecer en secreto querrá matarme ahora mismo». Un argumento que servirá, sin embargo, para conocer antes de tiempo al posible villano.
La empresa estadounidense no lo ha confirmado de manera oficial, pero según las pautas de propiedad intelectual de Apple las representaciones de sus productos deben mostrarse «únicamente de la mejor manera, en una forma o contexto que refleje favorablemente los productos de Apple». Es, además, una de las que domina este modelo publicitario en la industria de Hollywood. Su presencia se extiende desde hace más de tres décadas.
Un modelo que se ha extendido a más no poder desde los años 80 como una fuente de financiación adicional para la producción de películas y programas de televisión. Según estimaciones de la consultora Brandchannel, Apple ha sido la marca que más veces ha aparecido en el cine en los últimos años. Así, en obras recientes como «Misión Imposible 4», «Capitán América: El Soldado de Invierno», «Birdman», «Crepúsculo», «Transformers 4» o la célebre «Cortocircuito», en donde se mostraba un ordenador Mac original, han recurrido al conocido logo en alguna secuencia.
Y eso, a su vez, ha sido una técnica publicitaria muy rentable. Por ejemplo, en «Misión Imposible 4», la marca apareció durante más de cinco minutos en pantalla. Según la empresa de marketing Front Row Marketing Services, si se hubiera elaborado un plan comercial tradicional hubiera costado más de de 23,5 millones de dólares. La relación entre la tecnología y el cine viene de lejos. La historia de esta industria está plagada de estos ejemplos. Solo hay que recordar el emblemático terminal Nokia 8110 era el sistema de inmersión de Neo (Keanu Reeves), protagonistas de la revolucionaria cinta futurista «Matrix».