Los insurgentes, que han celebrado con marchas en sus bastiones un pacto que consideran una «victoria», respondieron a Ghani anunciando que concluía el periodo de «reducción de violencia» que aceptaron antes de viajar a Doha. El portavoz del Ejército estadounidense informó de que «solo el 3 de marzo los talibanes llevaron a cabo 43 ataques contra puestos de control de las fuerzas de seguridad afganas en Helmand», una de las provincias que controlan al sur del país. Ghani mantiene que la liberación de prisioneros debe ser un punto más a discutir en el diálogo nacional y no una exigencia previa.
Donald Trump quiere cerrar una guerra de 19 años, en la que han sufrido 2.400 bajas, y concluir con la retirada de tropas que inició Barack Obama. Los medios afganos informaron de que el presidente mantuvo una conversación telefónica con el mulá Baradar, uno de los fundadores del grupo, y todas las miradas están puestas en el inicio de la salida de sus tropas. La hoja de ruta acordada marca que Estados Unidos «reducirá de 14.000 a 8.600 sus efectivos en un plazo de 135 días» y que todas las fuerzas extranjeras restantes saldrán «en un plazo de catorce meses, bajo la condición de que los talibanes cumplan con los compromisos adquiridos».
Desde el final de la misión de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF, por sus siglas en inglés), que acabó en 2014, quedan unos 22.000 soldados extranjeros desplegados en el país en el marco de la operación «Apoyo Decidido».