Al menos 6 soldados de las tropas sirias y 9 combatientes opositores murieron en combates desatados esta madrugada en la provincia de Idlib pese a la entrada de un alto el fuego negociado ayer entre Turquía y Rusia a partir de la medianoche, informó a Efe el director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, Rami Abderrahman.
Esta no es la primera vez que rusos y turcos acuerdan un cese de las hostilidades y son conscientes de la fragilidad de la situación. «Todas las partes están en tensión, pero nadie mueve ficha por temor a que le señalen como responsable de violar el acuerdo», según declaraciones del líder opositor Ibrahim al-Idlibi recogidas por la agencia Reuters. El texto acordado por Vladimir Putin y Recep Tayyip Erdogan no recoge la declaración de la zona de exclusión aérea, una de las exigencias de la oposición armada y de Ankara, pero desde la media noche se han visto aviones.
Esta «calma tensa» se produce después de unas últimas jornadas marcadas por la muerte de 34 soldados turcos en un bombardeo y la puesta en marcha de la operación «Escudo de Primavera» por parte de Turquía. Desde entonces las fuerzas turcas han derribado tres cazas sirios, destrozado decenas de tanques y blindados, y «neutralizado» miles de soldados enemigos, esta es la fórmula que emplea el ministerio de Defensa en Ankara para hablar de muertos, heridos o capturados. La escalada de tensión obligó a Putin y Erdogan a reunirse y reforzar y actualizar los compromisos que ya adoptaron en Sochi en 2018.
El cese temporal de la violencia no ha supuesto hasta el momento el regreso de los 900.000 civiles desplazados por los combates. Sobreviven en campos improvisados a lo largo de la frontera turca y no parece sencillo que muchos de ellos regresen a las zonas de las que salieron, sobre todo si ahora están en manos de las fuerzas leales al Gobierno. Turquía no les permite acceder a su territorio, donde ya da cobijo a 3,5 millones de sirios, y el plan de Erdogan es lograr una zona de seguridad en Idlib para realojar a estos refugiados.