Biden estaba contra las cuerdas antes de llegar a Carolina del Sur: sus resultados en las tres primeras primarias habían sido decepcionantes (cuarto en Iowa, quinto en New Hampshire y segundo en Nevada) para alguien que fue favorito durante buena parte de la campaña; además, llegaba con muy poco dinero en sus arcas para seguir siendo competitivo en el ruedo electoral, sobrepasado en financiación por casi todos los candidatos.
Su estrategia se basó en concentrar todos los esfuerzos en Carolina del Sur y confiar en que una victoria apabullante le diera impulso hacia la cita determinante de las primarias, el «Supermartes» de este 3 de marzo. Mientras el resto de candidatos hacía campaña por todo el país, Biden pasó casi todo el tiempo en Carolina del Sur, con un electorado con mucho peso de la minoría racial negra -el 60% de los votantes demócratas- que le conviene y después de haber conseguido la adhesión de políticos influyentes del estado, como el congresista James Clyburn, el afroamericano de mayor rango en la Cámra de Representantes.
El objetivo este sábado era salir de Carolina del Sur percibido como la alternativa moderada a Sanders, como el candidato que pueda aglutinar el voto centrista.
Sanders se quedó con el 19,8% de los apoyos, su peor resultado en lo que va de primarias con diferencia, después de quedar primero en Iowa -empatado con Pete Buttigieg-, New Hampshire y Nevada.
Pero más importante para Biden es el golpe que Carolina del Sur ha asestado a las aspiraciones a candidatos como Buttigieg (8%), Amy Klobuchar (3,1%) o Tom Steyer (11,4%), cuyos resultados le aclaran el camino para convertirse en esa alternativa. El joven exalcalde de South Bend (Indiana) se ha desinflado en estados con diversidad racial como Nevada y Carolina del Sur y remontar en el «Supermartes» se le pone muy cuesta arriba. Es posible que Klobuchar solo se quede en la carrera para anotarse una victoria el martes en su estado, Minnesota. Y Steyer, que había apostado mucho de su campaña en un buen resultado en Carolina del Sur, anunció su retirada de la campaña tras quedar tercero.
«¡Hemos vuelto!», celebró Biden eufórico en su celebración de los resultados en Carolina del Sur. «Hace pocos días, la prensa y los tertulianos daban a esta candidatura por muerta. Ahora, gracias a vosotros, el corazón del partido demócrata, hemos ganado y hemos ganado con claridad gracias a vosotros. ¡Y estamos muy vivos!».
Era el momento de Biden para reivindicarse y para retratarse como candidato ganador (pese a su experiencia y sus tres campañas presidenciales, esta es la primera vez en la que gana unas primarias). Pero trasladar la euforia del sábado a este martes será una historia diferente. El «Supermartes» significará la entrada en las primarias de Michael Bloomberg, el multimillonario neoyorquino que ha dedicado cientos de millones de dólares a propaganda en los estados que van a las urnas y pelea por el mismo electorado que Biden. Mientras tanto, el ex vicepresidente no ha podido apenas hacer campaña en esos estados. Y mientras el voto moderado sigue fragmentado, Sanders, que lleva mucha ventaja en las encuestas en estados determinantes como California, podría aumentar todavía más su liderato y hacer casi imposible la remontada para los moderados después del «Supermartes».
Todo eso se determinará el martes. De momento, Biden puede celebrar una victoria que mantiene con vida su aspiración presidencial.