Era el 5 de febrero de 2022 cuando el personal militar del Comando Espacial de Estados Unidos detectó un satélite ruso que se comportaba de manera insólita. Era el Cosmos 2553, que salía del cosmódromo ruso de Plesetsk y se posicionaba a 2.000 kilómetros sobre la Tierra , en una órbita lejana llamada ‘órbita cementerio’, donde solo se encuentran diez satélites que están inactivos. Una extraña elección, ya que lo habitual es que la mayoría de los satélites se sitúen en la órbita baja terrestre. Desde entonces, la inteligencia estadounidense ha estado monitorizándolo. Y todo esto se producía unas semanas antes del inicio de la guerra con Ucrania. Ahora, funcionarios estadounidenses han declarado al periódico ‘The New York Times’ que e ste satélite lleva una ojiva de prueba y sirve como precursor de un arma sin precedentes. Los expertos destacan que si se convierte en un arma activa, podría destruir toda la infraestructura satelital en órbita del mund o , interrumpiendo las comunicaciones, las centrales eléctricas, las operaciones en bolsa o el funcionamiento de las estaciones meteorológicas, en suma todo lo que sostiene el funcionamiento de nuestro planeta. Esta arma nuclear en el espacio podría eliminar grupos de satélites críticos a la vez y dejarnos vulnerables y a ciegas. Darren McKnight, investigador técnico de LeoLabs, señaló a ‘Breaking Defense’ que la órbita elegida por Cosmos 2553 tiene la ventaja de que permite la experimentación sin afectar a otros satélites y hace que sea más difícil que otros puedan controlar todo lo que hace. También apuntó que una órbita de este tipo podría ser más segura para el estacionamiento de larga duración de un satélite que transporta una carga nuclear peligrosa , ya que sería menos probable que lo golpearan escombros u otros satélites. Moscú justificó el despliegue de Cosmos 2553 en un comunicado que no convenció a los expertos de otros países. Dijeron que solo tenía la función de probar «instrumentos y sistemas de a bordo contra la radiación». La realidad para los estadounidenses es bien distinta. Los militares del Centro de Operaciones Conjuntas del Comando Espacial en Colorado Springs pertenecientes a diversas agencias de inteligencia dijeron al Pentágono que lo que creían haber encontrado era un modelo funcional para el programa antisatélite nuclear de Rusia que transmite datos sobre cómo funcionaría un arma operativa, en caso de que la pusieran en órbita. «Rusia, China y Estados Unidos han estado probando distintos sistemas, por ejemplo Moscú ha desplegado satélites de muñecas rusas (en los que un satélite da a luz a un satélite más pequeño que es maniobrable y está armado con un proyectil) y China y EE.UU. tienen satélites de agarre, que pueden acercarse sigilosamente a otro satélite y sacarlo de su órbita, pero ninguna de ellas se acerca a hacer lo que hace un satélite nuclear », detallan los técnicos a NYT. Si bien se sigue especulando sobre el tipo de armas que podría emplear Cosmos 2553, los informes del Gobierno estadounidense indican que si se trata de un arma nuclear espacial para afectar no a objetivos terrestres, sino para atacar satélites en órbita, estaríamos hablando de un arma antisatélite coorbital (ASAT) . Las cuales pueden crear un pulso electromagnético (EMP) que afectaría a la operatividad de los satélites de otros países. Esto junto a la creciente carrera por ocupar los puestos de salida en el desarrollo de armamento espacial más puntero ha puesto nuevamente en alerta a las potencias. Donald Trump en su primer mandato creó la Fuerza Espacial , un brazo militar que protegería sus intereses en el espacio, al fin y al cabo, el magnate describió el espacio como el «más nuevo dominio en el mundo para combatir la guerra». Y Starlink, la empresa de Elon Musk, ya tiene operando más de 6.000 satélites para más de 70 países. Este panorama unido a Cosmos 2553 ha hecho que e n las altas esferas de Washington se pregunten qué pasaría en el caso de que se detonase un arma nuclear espacial. Los analistas explican al medio americano que si un arma nuclear se detonase en el espacio no hablaríamos de un impacto localizado como ocurre cuando se dispara un misil, sino que la repercusión sería indiscriminada y no conocería fronteras. El NYT detalla que los satélites en órbita terrestre baja tienen poca protección y son profundamente vulnerables a un ataque de ese tipo. De hecho, Estados Unidos solo realizó dos pruebas para conocer una repercusión de este tipo durante la Guerra Fría: la Operación Argus y la Operación Fishbowl. Y en 1962, la llamada Starfish Prime , destruyó un tercio de las dos docenas de satélites que había en órbita en ese momento. Asimismo, explican que no habría sonido, ni fuego, ni ondas de choque. No habría nubes en forma de hongo. «Desde la superficie, la gente vería una luz brillante, seguida de deslumbrantes auroras generadas por una explosión de electrones que colisiona con los gases de la atmósfera. La detonación inutilizaría y destruiría todo lo que estuviera en su entorno inmediato, convirtiendo a los satélites en proyectiles no guiados que podrían chocar entre sí» , señalan. El estallido de intensa radiación producida por la detonación sería capturado por el campo magnético de la Tierra. «Al alejarse del punto de explosión, las partículas cargadas formarían una capa de radiación que permanecería allí durante semanas, si no años, lo suficiente para quemar gradualmente los componentes electrónicos de los satélites supervivientes que orbitan cerca de la Tierra». Teniendo todo ello un impacto generalizado en las cadenas de suministro y los mercados financieros. L a órbita baja de la Tierra podría quedar inutilizada durante años y los apagones serían masivos. Pavel Podvig, investigador principal del Instituto de las Naciones Unidas de Investigación sobre el Desarme en Ginebra, también ve el Cosmos 2553 como un posible precursor de un arma nuclear espacial. Y dijo al medio especializado ‘Breaking Defense’: «Mi mejor suposición en este momento es que existe un experimento que estudia el blindaje de varios equipos electrónicos. La Comunidad de Inteligencia estadounidense parece creer que este equipo tiene algo que ver con un arma nuclear. Pero es casi imposible probarlo o refutarlo«. Además, frente a este tipo de avances los países se aprovechan de que los tratados internacionales sobre la protección del espacio frente al uso de armas nucleares se hayan quedado obsoletos . Mientras, la alarma internacional gira en torno a la advertencia de que aunque el satélite en órbita no representa un peligro inminente, ya que lleva una ojiva sin carga, aún así es necesario no subestimar los indicios que están sirviendo a modo de migas de pan para conocer lo que están haciendo en Moscú.