Pérez Esquivel no reconoce los informes de la Organización de Estados Americanos (OEA) que condenaron el fraude electoral de Evo Morales y arremetió contra el actual Gobierno de Jeanine Añez. «La democracia está en riesgo en nuestra región y no podemos callar, ni permitir la dictadura cívico militar boliviana con su odio racial, ni la acción golpista de la OEA en manos» de Luis Almagro, su secretario general.
Pérez Esquivel pasó de ser un hombre identificado con la lucha contra los atropellos y el abuso de poder a ser considerado un militante político identificado con los Gobiernos kirchneristas y bolivarianos.
En los años 70 estuvo detenido en diferentes países del cono sur por sus actividades en defensa de las libertades durante las dictaduras militares de la época. En su país, el régimen de las juntas militares (1976-83) le torturó y encarceló durante un año largo. La presión internacional logró que fuera liberado y en 1980 fue reconocido con el Premio Nobel de la Paz. Fue fundador de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos y del Servicio de Paz y Justicia.