De hecho, según distintas agencias de información, más de 4.000 personas se encuentran bloqueadas bajo el frío y la lluvia entre las alambradas de las dos fronteras. La Policía griega ha llegado a utilizar gases lacrimógenos ante las pedradas de los inmigrantes que quieren entrar, mientras que se afirma que las fuerzas turcas utilizan gases también. Asímismo, muchos intentan entrar en Grecia por otros lugares más alejados de los puestos fronterizos.
El ministro de Protección del Ciudadano, Mijális Crisojoídis, que se encuentra ya en Nea Orestiada, cerca de un puesto fronterizo, declaró que «la situación es difícil y desagradable». «Miles de personas desesperadas están atrapadas ante nuestras fronteras –señaló–. No han venido hasta aquí solos, son echados, rechazados y utilizados por el país vecino, Turquía». E insistió en que Grecia deja claro que no dejará pasar a nadie sin documentos de viaje legales y recuerda que el país «tiene fronteras, Europa tiene fronteras que los griegos mantienen». Una forma clara de manifestarse contra la decisión turca de aumentar la presión sobre la Unión Europea, amenazando con caravanas de refugiados e inmigrantes económicos.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, afirmó este sábado en Estambul que 18.000 inmigrantes han cruzado ya la frontera (algo que no corresponde con la realidad), añadiendo que podría aumentar hasta a 30.000 personas.
Refuerzo de la vigilancia
El primer ministro heleno, Kyriakos Mitsotakis, se reunió por la mañana con los ministros de Protección del Ciudadano, Exteriores, Defensa y otras autoridades civiles y militares. Según anunció Stélios Pétsas, el portavoz gubernamental, se acordó que se reforzarán las fuerzas griegas por tierra, en el caso de la frontera del norte cercana al río Evro, con policías, mientras que por mar, en el caso de las islas cercanas a Turquía, se emplearán 52 barcos del servicio de Guardacostas y de la Marina. Para el Gobierno de Atenas, «Grecia ha sufrido un intento ilegal, organizado y masivo de inmigrantes queriendo atravesar sus fronteras y ha resistido».
Pocos lograron entrar en territorio griego por tierra: unos 60 únicamente, que «no tienen relación alguna con Idlib» y que han sido arrestados por el momento. En las islas han llegado estos últimos dos días unas 200 personas, la mayoría africanos.
El primer ministro se ha puesto personalmente a la cabeza de la reacción griega ante lo que se considera un chantaje por parte de Erdogan, que ha abierto sus fronteras para permitir el paso de personas hacia Europa. Y considera que la única solución es el cierre de las fronteras para quien quiere entrar de forma ilegal, un gran cambio frente a la pasividad política de los cuatro años de Gobierno radical. Los griegos no olvidan cómo más de un millón de personas entraron en Grecia en 2015 y cómo tras el acuerdo entre Turquía y la UE muchos siguieron entrando y pocos fueron deportados.
En una reciente encuesta, el 86% de los griegos entrevistados se mostraban a favor de deportar a quienes entraron de forma ilegal en el país. Y los periodistas que han hablado con los inmigrantes que quieren entrar en Grecia recogen las mismas declaraciones, repetidas: «Queremos ir a Europa, vamos a entrar por Grecia, queremos tener mejor vida». Y la mayoría espera llegar a Alemania o a Suecia.
El Gobierno griego no cesa en sus esfuerzos diplomáticos para conseguir apoyo europeo, más ayuda para acelerar los procesos de asilo y futuras deportaciones, así como las nuevas infraestructuras en las islas más afectadas (Lesbos, Jíos, Samos, Leros y Kos), donde la población muestra su rechazo al aumento de inmigrantes.
Ataque a un almacén de armas químicas
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, aseguró este sábado que el Ejército turco bombardeó de madrugada un depósito de armas químicas en el noroeste de Siria. El supuesto ataque se produce tras la muerte de al menos 36 soldados turcos en la provincia de Idlib, último bastión opositor y objetivo de una gran ofensiva de Damasco y su aliada, Rusia. Las autoridades sirias respondieron que se trata de una «mentira», informa Efe.
Mientras, las facciones opositoras sirias respaldadas por Ankara arrebataron ayer a las tropas sirias el control de varias poblaciones en el noroeste tras recibir más suministros de Turquía.