El uso de la violencia oficialista dispersó la marcha opositora, pero no el comienzo de la lucha popular por el cambio que impulsa el también jefe del Parlamento, que con megáfono en mano dijo: «este es el comienzo de la movilización nacional, todos unidos, para cambiar la dictadura», para dar inicio a la manifestación en la Plaza Juan Pablo II en el municipio de Chacao, al este de Caracas.
A pocas manzanas de distancia, en la Plaza Morelos, y de manera improvisada, Diosdado Cabello, el número dos del régimen y presidente de la Asamblea Nacional Constituyente convocó la contramarcha oficialista denominada «Gran Marcha por la Paz» como acostumbra el chavismo para arañar espacios en los medios internacionales pues los nacionales ya los controlan.
La polémica de las dos marchas, la de Guaidó convocada desde hace un mes y la de Cabello apenas hace un día, es que el régimen controla los cuerpos policiales y militares, y bajo la excusa de la segunda fase de la «Operación Escudo Bolivariano» contra la supuesta invasión extranjera, el ejército venezolano militarizó Caracas desde este lunes para intimidar a los opositores.
El primer obstáculo que colocó el régimen fue un muro humano que sostenía escudos antimotines. Cuando iban pasando los manifestantes opositores los uniformados respondieron con gases lacrimógenos y con disparos. «Alguien lanzó piedras a la policía e inmediatamente nos reprimieron. Lo mismo de siempre: gases, carreras y un puñito de gente intentando enfrentarse a las lacrimógenas», comentó Lucas Bibiana en medio del sofoco.