La UE, Rusia y China intentan mantener vivo el acuerdo nuclear con Irán

El acuerdo nuclear agoniza entre las sanciones cada vez más severas de Donald Trump, el alejamiento progresivo de Irán de los puntos acordados y la inoperancia de los firmantes europeos, incapaces de adoptar medidas concretas que hagan frente a los castigos estadounidenses. La Comisión Conjunta del acuerdo, que agrupa a representantes de los países firmantes (Alemania, Francia, Reino Unido, China y Rusia) y a la Unión Europea, se reunió en Viena y reafirmó su intención de mantener vivo el pacto firmado en 2015, pero no anunció medida alguna que permita albergar esta esperanza.

Ante las medidas concretas de Trump, que en 2018 se retiró de forma unilateral del que calificó como «peor acuerdo de la historia» y exigió uno nuevo y más amplio que abarque el programa balístico iraní, el resto de firmantes respondió con un nuevo comunicado lleno de buenas intenciones, pero vació de contenido. «Los participantes reconocieron que la reimposición de las sanciones de Estados Unidos no ha permitido a Irán aprovechar al máximo el levantamiento de estas. Todos los participantes reafirmaron la importancia de preservar el acuerdo, recordando que es un elemento clave en la arquitectura global de no proliferación nuclear», informó el Servicio de Acción Exterior de la UE. Este organismo destacó «la importancia de fortalecer el Instex (Instrumento de Apoyo a los Intercambios Comerciales)», lo que sucede es que hasta el momento este mecanismo, ideado como una cámara de compensación que permita a Irán continuar vendiendo petróleo e importar otros productos a cambio, no ha favorecido ninguna transacción.

El enviado iraní a la cumbre y número dos de Exteriores, Abas Araqchi, señaló que «seguimos abiertos a toda iniciativa que garantice a Irán las repercusiones positivas del acuerdo» y recordó que «estamos por completo dispuestos a dar marcha atrás en las decisiones que hemos tomado hasta ahora, a cambio del cumplimiento total de los compromisos por las otras partes». Unas decisiones que, como todos los dirigentes han destacado una y otra vez, son reversibles. Ante la falta de medidas concretas, la única nota positiva que pudo destacar Araqchi fue que «todos mostraron su voluntad de proteger el acuerdo y asegurar que el JCPOA (acrónimo de Plan de Acción Global Común, designando el acuerdo) siga vivo».

China calificó el momento de «carrera contra el tiempo» y señaló como responsable de esta situación a EE.UU. y su «política de máxima presión» contra la república islámica. Wang Qun, embajador chino ante las organizaciones internacionales en Viena, destacó que «intentamos establecer un mecanismo progresivo basado en la reciprocidad para que Irán logre los beneficios legítimos del acuerdo, y que las otras partes reanuden por completo el respeto del acuerdo».

Fue el primer encuentro desde que el 14 de enero los países europeos firmantes del pacto decidieran activar el «mecanismo de arreglo de diferencias» debido a los pasos de alejamiento dados por Teherán, un sistema que plantea la vuelta del caso al Consejo de Seguridad de la ONU, lo que abriría la puerta a volver a imponer sanciones internacionales y enterraría de forma definitiva el pacto. La decisión de los países europeos se produjo bajo la amenaza de Trump de imponer un arancel del 25% a los vehículos importados de Europa si no denunciaban a los iraníes, según confirmó la ministra alemana de Defensa, Annegret Kramp-Karrenbauer, que calificó el mensaje estadounidense de «amenaza». Este «mecanismo de arreglo de diferencias» prevé inicialmente un plazo de 35 días, ampliable, para encontrar una solución, aunque no está claro si esa cuenta atrás ha comenzado.

El pactó firmado en 2015 es papel mojado desde que Estados Unidos decidió salirse de forma unilateral y reimponer castigos a los iraníes, pese a que todos los informes de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), cuyos inspectores siguen trabajando sobre el terreno, revelaban que cumplía todos los puntos acordados. Irán esperó durante más de un año a que el resto de firmantes adoptaran medidas que le ayudaran a superar los castigos de Trump, pero no lo hicieron y por ello comenzó a dar pasos que lo alejan del texto firmado y hasta el momento ha dado cuatro. Según el pacto, Teherán no puede superar un límite de almacenamiento de uranio de 300 kilos y de nivel de enriquecimiento del 3,67%, pero desde la salida unilateral de Trump, los iraníes lo hacen. También han puesto en marcha 40 centrifugadoras de cuarta y sexta generación del tipo IR-4 y 20 de tipo IR-6, mientras que el acuerdo de Viena solo les autorizaba a emplear las de primera generación.

A comienzos de mes Josep Borrell, nuevo jefe de la diplomacia europea, viajó a Teherán para transmitir el firme compromiso de UE de «preservar el acuerdo y discutir las relaciones bilaterales y la cooperación con Irán». En su primer viaje oficial a la república islámica como responsable de la diplomacia europea, Borrell se reunió con el presidente Hasán Rohani y el ministro de Exteriores, Javad Zarif, los dos grandes valedores de un acuerdo que cada vez parece más historia.