El virus, dijo el primer ministro británico, será un «catalizador» para el crecimiento sostenible del país. «Creemos que dentro de 10 años la energía eólica marina alimentará a todos los hogares del país, con nuestro objetivo de aumentar (la potencia) de 30 gigavatios a 40 gigavatios». Así, todos los electrodomésticos se alimentarán de forma «limpia y sin culpa de los vientos que soplan alrededor de estas islas», aseguró.
Futuro plan
Esta promesa forma parte de un plan de 10 puntos denominado «Build Back Greener» (Reconstrucción verde) que será desvelado por completo previsiblemente el próximo mes y que incluiría, según fuentes del Gobierno, importantes inversiones en innovación e infraestructura, que empezarán con los 160 millones de libras esterlinas que se utilizarán en la fabricación de la próxima generación de turbinas. Esta apuesta, según el premier, servirá además para crear puestos de trabajo que ayuden a atajar la crisis provocada por la pandemia. «Lo que Arabia Saudí es para el petróleo, el Reino Unido lo es para el viento, un lugar de recursos casi ilimitados, pero en el caso del viento, sin las emisiones de carbono y sin el daño al medio ambiente», se felicitó.
En un congreso marcado por los estragos del virus en el país, Johnson pidió a la población de Reino Unido imaginar al país en el 2030, con aviones sin emisiones de carbono, viviendas en propiedad, medios de transporte ecológicos, mejor banda ancha, 40 hospitales nuevos, una población más sana… en definitiva, «una Gran Bretaña más unida y cosmopolita», afirmó, y volvió a prometer: «Ese es el futuro que podemos construir», manifestó, y puso a la empresa privada en el centro del progreso, y detalló que las crisis son «un momento para aprender y mejorar respecto al tiempo anterior».
A la luz de la pandemia, Johnson prometió también una nueva visión sobre la educación y el trato a los residentes en los hogares de ancianos, y no perdió la oportunidad de criticar a los laboristas, y manifestó que, a diferencia de ellos, los «tories» aprecian la cultura y los valores británicos.
Muy lejos de lo que habría sido un cierre del congreso usual, lo fue también el discurso del líder «tory», corto, sin grandilocuencias y que no gozó esta vez del aplauso de sus seguidores.