Jamenei culpa a la «propaganda» sobre el coronavirus de la baja participación en las elecciones

La corriente ultraconservadora arrasó en unas elecciones parlamentarias de Irán en las que se registró la menor participación desde el nacimiento de la República islámica. Un 42 por ciento del electorado acudió el viernes a las urnas, una cifra que se redujo al 25 por ciento en el caso de Teherán, números muy alejados de anteriores comicios como las legislativas de 2016, cuando se situó en el 62 por ciento, o las presidenciales de 2017, del 73 por ciento. El Líder Supremo, Alí Jamenei, denunció una campaña mediática extranjera para «desalentar» a los votantes a la hora de acudir a las urnas e incluyó «la propaganda» sobre la llegada del coronavirus al país, que ya ha causado ocho muertos, como parte de esa campaña. Los votantes no respondieron a las llamadas del Líder a acudir a votar porque se trata de una «obligación religiosa» y con su abstención lanzaron un mensaje claro a la cúpula de poder.

El ministro de Interior, encargado de hacer públicos los resultados, lamentó que «hemos celebrado estas elecciones cuando hemos tenido diversos incidentes en el país». Irán vive sumido en una fuerte crisis económica debido a los castigos impuestos por Donald Trump, que ya ha causado varios estallidos de protestas, y el malestar en las calles se agudizó en enero tras las mentiras del régimen sobre el derribo del avión de pasajeros ucraniano.

Al menos 256 escaños, de los 290 que componen la cámara, estarán en manos de los ultraconservadores. Uno de los giros más espectaculares se produjo en Teherán, donde los 30 asientos asignados a la capital pasarán a ser de diputados de esta corriente, mientras que en la última legislatura fueron de políticos moderados o reformistas. La purga masiva del Consejo de Guardianes, que vetó a 9.000 candidatos moderados o reformistas, abrió la puerta para el cambio de control en el Parlamento y la fuerte abstención completó el giro hacia una corriente que devuelve al Parlamento a la era de Mahmoud Ahmadineyad. Estos resultados suponen un revés para la política aperturista por la que apostó desde su llegada al poder el presidente Hasán Rohani, a quien le tocará convivir en los últimos meses de su mandato con una cámara en manos de su oposición política dentro del régimen.