Hambre acecha nuevos desempleados de Haití; en algunas zonas no llega ayuda del Gobierno

Jean Maître, 53 años, vendedor de zapatos usados y padre de 7 hijos, se quedó sin trabajo hace algo más de un mes desde que el Gobierno de Haití puso en marcha una serie de restricciones para frenar el avance del coronavirus y ahora lo acecha el hambre.
Este vendedor ambulante, uno de entre las decenas de comerciantes que trabajan en el mercado de Carrefour Trois Mains, cerca del aeropuerto internacional de Puerto Príncipe, recela de que las medidas de distanciamiento social afecten a su seguridad alimentaria y a su propia existencia. “Para comer, tenemos que estar juntos. Si no tienes nada, te lo da la persona de al lado”, dijo Maître, que reside en Canaan, la mayor barriada pobre del país, donde muchas personas viven en condiciones inhumanas y donde, asegura, no llegan las ayudas del Gobierno.
Maître es parte del 40 % de los haitianos que sufren de inseguridad alimentaria y, como sus reservas alimentarias y económicas están agotadas, está obligado a salir a la calle para buscar su sustento. “Donde estamos, vivimos a expensas de Dios. Las autoridades olvidan nuestra existencia”.
Entregas de comida del gobierno El Gobierno haitiano decretó el cierre de toda actividad económica no esencial el 15 de marzo, antes de la llegada del virus al país y, a la par, puso en marcha una amplia campaña de distribución de comida para paliar el hambre.
En las primeras semanas de confinamiento, se han producido largas colas de personas en varias zonas de Puerto Príncipe, sin respetar las normas de distanciamiento social, para recibir esos paquetes de comida.
Para evitar esta situación, el Fondo de Asistencia Económica y Social (FAES), ente gubernamental encargado de distribuir la ayuda, ha ido casa por casa entregando los kits de ayuda, según comprobó Efe en el barrio de Delmas. Además, las autoridades han suministrado productos alimenticios a los restaurantes comunitarios en varias comunas en la región metropolitana de Puerto Príncipe, para que la población de bajos ingresos siga encontrando platos calientes a diario.
Delicada situación alimentaria Mucho antes de la propagación del coronavirus, la situación de inseguridad alimentaria ya era alarmante en Haití. Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), cerca del 40 % de la población haitiana se encontraba en situación de inseguridad alimentaria a comienzos del año. Y las medidas de contención de la enfermedad “deberían aumentar aún más la inseguridad alimentaria” en el país, advirtió la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) en Haití en un informe publicado el 14 de abril.
Mientras que los esfuerzos de respuesta se concentran actualmente en el sector de la salud, se espera que el impacto socioeconómico de la crisis sea “devastador”. “Es probable que la crisis alimentaria se deteriore con la propagación del COVID-19, lo que podría afectar al éxito de la temporada agrícola de primavera”, advierte el representante de la FAO en Haití, José Luis Fernández.
La amenaza del rápido deterioro económico Haití sufre, desde el año pasado, una inflación galopante, una constante depreciación de la moneda local, una crisis sociopolítica que llevó a paralizar el país durante más de dos meses a finales de 2019 y un importante deterioro de las condiciones de seguridad. Ahora, con el coronavirus se han destruido miles de puestos de trabajo en el país y, del mismo modo, miles de haitianos se han quedado desempleados en la República Dominicana o en EEUU por el mismo motivo, algo que puede cortar el envío de remesas, que suponen cerca del 35 % del producto interior bruto (PIB) del país.

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