El Gobierno de Kabul, que se ha mantenido fuera de las negociaciones con los talibanes, se opuso a la liberación de 5.000 prisioneros a cambio de la liberación de 1.000 miembros del Ejército afgano detenidos por los rebeldes. La recomendación hecha por Washington debe alcanzarse antes del 10 de marzo, cuando comenzarán las negociaciones interafganas para «construir confianza entre las dos partes». Tales solicitudes «no están bajo la autoridad de Estados Unidos, sino que responde a la autoridad del Gobierno de Afganistán», objetó Ghani. Por lo tanto, «no tenemos el compromiso de liberar a 5.000 prisioneros», insistió, y agregó que si esa medida «forma parte de la agenda de las conversaciones, no puede ser un requisito previo para las discusiones».
Ghani aprovechó para manifestar su disconformidad con el hecho de que su Gobierno fue completamente excluido de las conversaciones bilaterales de paz. Los talibán se negaron en principio a una conversación a tres bandas porque no reconocen a Kabul como un interlocutor legítimo del pueblo afgano.
Sobre el futuro equipo de negociación afgano, Ghani ha asegurado que nueve días es tiempo suficiente para su configuración, y garantizó que la delegación abarcará todo el espectro de la política afgana. Sin embargo, «su autoridad será limitada» dado que cualquier decisión adoptada en las conversaciones será sometida a la consideración del Parlamento e, incluso, del pueblo en referéndum.
Entrega de armas
Mientras tanto, en la ciudad de Jalalabad, ubicada al este del país, una docena de exmilitantes talibanes entregaron sus armas a las autoridades durante una ceremonia de reconciliación. «Hemos venido aquí para unirnos al Gobierno, la paz y el proceso de reconciliación», dijo Atiqullah Jan, uno de ellos.
El sábado, EE.UU. prometió que sus fuerzas desplegadas en Afganistán se reducirían de 13,000 a 9.400 en un plazo de entre tres y cuatro meses y que la totalidad de sus soldados habrán abandonado este país en 14 meses, a cambio de garantías de seguridad de los talibanes.