La reunión empezó ya con mucho retraso y llegó a temerse incluso que pudiese cancelarse. Lo cierto es que, mientras Mnatsakanián y Bairámov volaban hacia la capital rusa, el presidente azerbaiyano, Ilham Alíev, hizo unas declaraciones que caldearon el ambiente previo al inicio del encuentro. Reiteró en un discurso televisado a la nación que su país se propone «recuperar los territorios ocupados -por los armenios- de cualquier manera» y que ahora «les estamos dando una última oportunidad de retirar las tropas y volver a las negociaciones».
Según sus palabras, Nagorno Karabaj «sí tiene una solución militar». «Hemos escuchado reiteradamente a mediadores y responsables de organizaciones internacionales que el conflicto no tiene solución militar y yo decía que no estaba de acuerdo con esta tesis y tenía razón», prosiguió. Pero, añadió Alíev: «¿Cómo se está resolviendo ahora la cuestión? ¿No por medios militares? Se está resolviendo precisamente por medios militares».
A su juicio, «primero deben ir la vía militar y luego la política», ya que, subrayó, «el antiguo status quo ya no está vigente, lo he cambiado yo (…) tampoco existe la línea de contacto, la hemos roto». Explicó que las defensas construidas por los armenios en Nagorno Karabaj en los últimos 30 años «han caído porque nadie puede hacer nada ante un soldado azerbaiyano. No volverá a haber otra línea de contacto».
Proceso de paz
Llegado a este punto, Alíev aseguró que su Ejército es más poderoso y está mejor preparado que el armenio y afirmó que sus unidades continúan avanzando. Habló de la toma de Hadrut, localidad de 4.000 habitantes dentro de Nagorno Karabaj.
Ya el miércoles, el presidente de Azerbaiyán dijo que su país «volverá a la mesa de negociación cuando finalice la actual fase de confrontación armada». Alíev cree que «el arreglo político del conflicto de Nagorno Karabaj debe contar con las garantías de las principales potencias mundiales». El primer mandatario azerbaiyano considera que «Rusia y Turquía deberán ser los mediadores en la etapa posterior al conflicto».
Por su parte, el primer ministro armenio, Nikol Pashinián declaró ayer que «somos fieles al principio del arreglo pacífico del conflicto en Nagorno Karabaj y estamos preparados para reanudar el proceso de paz en concordancia con las declaraciones hechas en los últimos días por los presidentes y ministros de Asuntos Exteriores de los países copresidentes del Grupo de Minsk de la OSCE».
Pashinián habló así en el curso de una reunión de primeros ministros de los países de la Unión Económica Eurasiática, que se celebró ayer en Ereván y a la que asistió también el jefe del Gobierno ruso, Mijaíl Mishustin. Según Pashinián, Nagorno Karabaj «está al borde de una catástrofe humanitaria (…) hay una agresión en curso contra los armenios».
En una entrevista difundida el jueves por la cadena Euronews, el primer ministro armenio dijo que «se podría resolver el problema de Nagorno Karabaj alcanzando un compromiso entre las partes, pero Azerbaiyán prefiere recurrir a la fuerza». Según su opinión, «es hora de solucionar este conflicto de una vez para que no le tengan que heredar las nuevas generaciones».
La portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, manifestó el jueves que «Rusia, tanto individualmente como dentro del Grupo de Minsk de la OSCE, está desplegando esfuerzos para lograr el cese inmediato del fuego y crear condiciones para la reanudación de un proceso negociador». Mediadores de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) tanteaban por primera vez el jueves en Ginebra la posibilidad de buscar una fórmula para detener las hostilidades en Nagorno Karabaj de forma definitiva.