Alberto Fernández propone el aborto libre y gratuito hasta la semana doce

«El aborto sucede, es un hecho. En el siglo XXI toda sociedad necesita respetar la voluntad individual de sus miembros a disponer libremente de sus cuerpos». Las palabras de Alberto Fernández precedían al anuncio más polémico de su intervención en la Asamblea Legislativa. «En los próximos diez días enviaré un proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo».

El presidente de Argentina inauguró el periodo de sesiones legislativas de este curso, con la noticia que esperaban las diputadas sentadas en sus escaños con los pañuelos verdes y las decenas de militantes que aguardaban en los alrededores del Congreso. A su lado, la vicepresidenta y titular del Senado, Cristina Fernández, le escuchó –sólo en ese momento- sin mover un músculo. La legalización del aborto (padeció uno involuntario muy traumático) fue el tema que durante sus ocho años de Gobierno evitó abordar.

Aclamado con ovaciones y aplausos, Alberto Fernández siguió con su discurso, «simultáneamente lanzaremos un contundente programa de educación sexual y prevención del embarazado no deseado». Dicho esto, también apostó por lo que denominó «el Plan de los mil días», cuyo propósito es asistir a las mujeres durante y después del embarazo así como a sus hijos en la primera infancia.El intento durante el Gobierno de Mauricio Macri, de despenalizar el aborto se aprobó en el Cámara de Diputados pero se rechazó en el Senado

El proyecto de Fernández contempla la objeción de conciencia de médicos, enfermeras e instituciones sanitarias de carácter religioso para abortos realizados durante las doce semanas de gestación, plazo límite de la futura ley. El intento durante el Gobierno de Mauricio Macri, de despenalizar el aborto se aprobó en el Cámara de Diputados pero se rechazó en el Senado. En Argentina hoy es legal en casos de violación, menores o cuando esté en riesgo la salud de madre.

La Asamblea Legislativa, reunión conjunta de ambas Cámaras, escuchó a Fernández algo menos de hora y media. El sucesor de Macri, ausente para asistir a un foro de expresidentes en Guatemala, retomó ideas de su discurso de investidura del 10 de diciembre. Una de ellas fue la reforma del Poder Judicial y otra la del servicio de Inteligencia, gestionado en la actualidad por una interventora. Sobre el primer proyecto insistió,

«Vamos a poner fin a la manipulación judicial» y al «nombramiento de jueces» por intereses políticos., daremos paso al «reordenamiento de la justicia federal « que «impida la construcción de falsas causas». Traducido a los intereses del «kirchernismo» significa , hay que liberar a «Cristina» antes de que las condenas sean firmes y su destino sea ir presa. De paso, también a los suyos que ya están entre rejas por corruptos. En cuanto al servicio de Inteligencia (SI) presentó como novedad que «a 26 años del atentado a la AMIA», el edificio israelí donde murieron 86 personas, «ordenaré desclasificar los testimonios secretos» y la «investigación reservada». Sus palabras eran un espejo de las pronunciadas por el ex presidente Carlos Menem y Néstor Kirchner. Es decir, nada nuevo.

«No busco revacha»
Alberto Fernández sacudió a la Administración de Macri («Somos un gobierno de científicos, no de CEOS», lanzó) y destacó en varias ocasiones que lleva «81 días» de Gobierno. Un tiempo desperdiciado para la oposición que le reprocha inactividad en la Administración. No obstante, Fernández agradeció a la oposición su apoyo en la renegociación de la deuda aunque les advirtió que investigará responsabilidades de la creación de la misma. «Debemos saber lo que pasó. Nunca más a un endeudamiento insostenible», reiteró.

El plano económico es el «charco» más difícil de saltar para un Gobierno que renegocia con el FMI y sin su acuerdo (y el de los acreedores privados) la gobernabilidad será imposible. Optimista, dijo, «el propio FMI ha señalado que la deuda no es sostenible. Nos ha dado la razón.» Lo que le falto contar fue cuál es plan, real, para convencerles de la reestructuración.

Después de haber pedido perdón por decir que había que pasar página con la identificación de las Fuerzas Armadas con la dictadura, Fernández observó: «Por primera vez tenemos jefes que ingresaron en pleno funcionamiento de la democracia«. El rostro de los militares que estaban presentes merecía una fotografía

El presidente Fernández apeló, desde el principio de su discurso, a lo una sinceridad que le cuestionan. «No busco revancha», aseguró. «Necesito que la palabra recupere el valor que alguna vez tuvo entre nosotros», insistió mientras el abanico de la viuda de Néstor Kirchner, se aceleraba. de cierre o casi, la cita infaltable, «Como supo decir Perón», para un argentino no hay nada mejor que otro argentino«.